En el año 1.850 Auguste Mariette (el mismo que fundó el Museo Egipcio de El Cairo) descubrió una estela de piedra caliza en un templo cercano a la Gran Pirámide. Esta estela se puede ver en el Museo Egipcio de El Cairo. Ningún “egiptólogo oficialista”, que se tenga por serio y respetuoso con el orden establecido en la historia, admite que esta estela sea verdadera, todo lo contrario, afirman que se trata de una falsificación de algunos sacerdotes que la copiaron de una más antigua, introduciendo algunas modificaciones irrespetuosas hacia los gobernantes de la IV Dinastía, con los que no debían simpatizar mucho. También se leen traducciones de todos los gustos. Nosotros publicamos la traducción que ofrece Nacho Ares en su libro El Guardian de las Estrellas.
Pueden existir dos esfinges en la meseta de Guiza?
Esa es una teoría que sostiene el historiador y egiptólogo Nacho Ares.
Como podemos ver en la estela del sueño, erigida por el faraón Tutmosis IV en el 1400 a.C., es decir bastante posterior a la creación de la esfinge, y podemos apreciar dos esfinges, una opuesta a la otra, vigilando ambas los sentidos opuestos.
Bassam el Shammaa, egiptólogo también sostiene esta teoría: la idea del león Aker es de origen arcaico, egipcio pero no faraónico. Se trata de dos leones que transforman posteriormente su cabeza leonina en la del rey otorgando a éste un aspecto secreto de la divinidad. De acuerdo con la representación de Aker, los leones Shu y Tefnut protegen dos colinas, estando en el centro el disco solar. La pregunta que nos tenemos que hacer es ¿qué lugar en Egipto tiene estas características? La respuesta no es otra que la meseta de Guiza.
Todas las representaciones del dios guardián Aker, son de este tipo, dobles y opuestas:
La gran Esfinge de Guiza
Antes que nada conviene aclarar unas cuantas cosas, la esfinge no ha sido construida como pensamos, poniendo bloques tallados unos encimas de otros…
La esfinge ha sido cavada en el terreno y moldeada. Es como si de una llanura o un pequeño montículo, empezamos a escavar y le vamos dando forma. Finalmente creamos la esfinge.
Solo la cabeza y las patas han sido añadidas después.
Con respecto a la cabeza, la comunidad arqueológica está casi convencida que no es la original debido a la diferencia tan grande de proporciones que existe entre la cabeza de faraón y el cuerpo de león. También podría haber poseído una cabeza de chacal en su origen, perteneciente al dios Anubis. Pero ésta última teoría practicamente no tiene consenso.